Elías Amor Bravo
Economista ULC
wwww.miscelaneasdecuba.net).- Los resultados más importantes de las elecciones celebradas en Venezuela el pasado domingo son la continuidad de Hugo Chávez al frente del gobierno, a la vez que Capriles aglutina a un sector de la sociedad descontento, que alcanza a un 45%.
Sin embargo, creo que desde la perspectiva interna del régimen castrista, se ha producido un efecto aun mucho más importante, y es que durante unos días, se ha prestado atención por la prensa oficial a una campaña electoral democrática, en la que compiten candidatos y partidos con visiones distintas de la sociedad, que conduce a unos resultados que no producen catástrofe alguna y que todos respetan.
Esa lección de ejercicio democrático, seguida por los cubanos a pesar del control de la prensa oficial, es el mejor resultado que las elecciones de Venezuela han tenido en la Isla.
Los medios de prensa de la Isla bajo control del Estado recibieron la orden de celebrar la victoria de Chávez, y los titulares no escatimaron elogios, “Venezuela, fiesta de participación democrática. Gana Chávez, gana el Pueblo”, era la portada de Granma, “Triunfó Nuestra América”, era el mensaje de Trabajadores, otro periódico de alcance nacional en Cuba.
Tanto Granma como Trabajadores ponían especial énfasis en los elevados niveles de participación electoral en Venezuela, así como la seguridad de la permanencia de Chávez en el poder “otros seis años”, a la vez que se insiste en que su “gobierno socialista se propone una profundización de las transformaciones económicas y sociales que alientan a la Patria de Bolívar”.
En pocas ocasiones, la prensa oficial de la Isla dedica este nivel de atención a los procesos electorales democráticos que se dan en otros países, y basta con prestar atención a lo que se dice de la campaña presidencial en EEUU para constatar esta afirmación.
Durante unos días, y aun cuando debidamente filtrada y controlada, los cubanos que acceden a los medios oficiales han podido tener experiencia de lo que significa la competencia democrática entre partidos e ideologías distintas, el pluralismo político y el juego de los debates y campañas electorales combinado con la presentación de programas e iniciativas alternativas, nada que ver con esa pantomima de elecciones y designaciones que se realizan en la Isla, y que Alarcón considera que son “demasiadas”.
No es malo que los cubanos tengan información de cómo funciona la democracia liberal, de la competencia entre partidos y candidatos que tienen visiones distintas de la realidad y que, sin embargo, no se consideran “enemigos”, sino adversarios.
Aunque hayan sido tan solo unos días, viene muy bien para el futuro democrático de la Isla este tipo de informaciones.
La percepción de que existe un modelo distinto al impuesto por los Castro en Cuba, en el que siempre, curiosamente, ganan los mismos, y donde no existe espacio para la visión alternativa de la sociedad. Si este tipo de informaciones llegaran a la Isla con más continuidad, sería muy positivo.
- 'No hay mal que dure 100 años ni pueblo que lo resista'.