Universidad Autonoma del Estado de Morelos Mejico consede el Honoris Causa por aportes a la agricultura a Fidel Castro.
Yo tenía cinco años cuando Fidel Castro seguido de un grupo jóvenes y una gran parte del pueblo de Cuba le arrebató el poder por medio de la violencia a Fulgencio Batista.
Entonces vivía en una sitiería, rodeado de campesinos, monte, ganado y pájaros, a 5 km del pueblo de Santo Domingo en Villa Clara. Desde entonces la vida del guajiro comenzó a cambiar de un modo cruel y despiadado. Un día aparecieron los revolucionarios y quitaron tierras a los campesinos, al otro le prohibieron comerciar libremente sus productos, obligándolos a entregárselos al Estado. Recogían el ganado y la leche, todo pagándolo a un precio irrisorio. Las vaquerías fueron desapareciendo y los productos agrícolas escaseando. La alforja repleta de mandados que traía mi abuelo semanalmente del pueblo fue disminuyendo hasta que un día llego casi vacía y mi abuelo pensativo y cabizbajo dijo que no iría más.
La Revolución había intervenido las bodegas y las tiendas, “intervenir” era la palabra utilizada para no decir quitar o expropiar por la fuerza. Quien se resistía era calificado de contrarrevolucionario y merecía, la exclusión social, la expulsión, el presidio o el paredón si se rebelaba a defender sus propiedades.
Otro día aparecieron los buldóceres y con sus poderosas cuchillas acumularon el monte en grandes lomas. Los arboles que se resistían al poder del hierro, le aplicaban cargas de dinamita; después la noche se iluminaba con el resplandor del monte tumbado que ardía. Los pájaros que se salvaron huyeron a esconderse en el arroyo, el único espacio que quedaba ileso a la depredación revolucionaria. Desde entonces me pareció que el canto de los pájaros en la maleza del arroyo era un lamento, y que la tierra, con el campesino que la amaba, lloraban cada noche que el fuego ardía.
En la plaza del pueblo las frutas y los batidos, el pollo y el pescado, el queso y el jamón, productos netamente cubanos, fueron escaseando hasta desaparecer. Después del exterminio del monte plantaron extensiones de cultivos de algodón y caña que no tuvieron capacidad, ni orden ni responsabilidad para atender.
Por último, la tierra quedó en gran parte abandonada con una vegetación mutada y traumatizada. En otras zonas del país sucedía algo parecido: los fanáticos planes de Fidel Castro destruían la economía del país, la agricultura, la ganadería y en estos últimos años la pesca y la industria quedaron sepultadas bajo la egolatría del poderoso dictador.
Es cierto Fidel Castro no solo merece un premio Honoris Causa de agricultura sino un “Nobel” por:
Haber puesto en crisis la agricultura y la ganadería haciendo escasear y encarecer los productos que de ella se derivan. Quitando la leche a los niños a la edad de siete años y la carne de res permanentemente a la población.
Haber destruido casi completamente la industria azucarera y la cafetalera
Haber desintegrado casi completamente la marina mercante y de pesca
Haber acumulado a los campesinos en barrios deformes alrededor de las ciudades.
Dejar a Cuba en el ocaso de su vida, como este país mísero económica y espiritualmente que es ahora.
Y sin embargo, sabrá Dios por qué camino siniestro, una Universidad mexicana con mirada pérfida le ha conferido al depredador más grande de Cuba su máximo honor.
dekaisone.wordpress.com/2012/11/14/honoris-causa-no-un-nobel-para-el...
- 'No hay mal que dure 100 años ni pueblo que lo resista'.